viernes, septiembre 22, 2006

War on Silence (I)

When they came for the Irish, Blacks and Jews I
remained silent. You see, I was yet to be born.
And when it happened again I was too young

and - waiting to go into college. Later when they
jailed anti-war protestors, waiting to become a doctor I
still could not speak out. And when the Twin Towers

fell and they pulled Muslim, Sikh and Turkish students
from my classroom, without tenure and vulnerable I
remained silent. And when they came for my colleagues

tenured but waiting to become dean or provost, I
would not speak out. And when they again started to shut
down universities, steal elections, assassinate, detain

torture and make wars without cause it was too late. I
could not speak. I did not know how. I had lost my
tongue. So when they finally came for me, I

could not scream, there was no one left to hear me. “You
see” they said as they pulled out my eyes, “You! So mute
and silent, how can you be trusted to keep your eyes closed?


Mukoma Ngugi

sábado, septiembre 02, 2006

Te busco en la fuerza del futuro

Sola yo, amor,
y vos quién sabe dónde;
tu recuerdo me mece como al maíz el viento
y te traigo en el tiempo,
recorro los caminos,
me río a carcajadas
y somos los dos juntos
otra vez,
junto al agua.
Y somos los dos juntos
otra vez,
bajo el cielo estrellado
en el monte,
de noche.
Yo, amor, he aprendido a coser con tu nombre,
voy juntando mis días, mis minutos, mis horas
con tu hilo de letras.
Me he vuelto alfarera
y he creado vasijas para guardar momentos.
Me he soltado en tormenta
y trueno y lloro de rabia por no tenerte cerca,
en viento me he cambiado,
en brisa, en agua fresca
y azoto, mojo, salto
buscándote en el tiempo
de un futuro que tiene
la fuerza de tu fuerza.

Gioconda Belli

Como pesa el amor

Noche cerrada
ciega en el tiempo
verde como la luna
apenas clara entre las luciérnagas.

Sigo la huella de mis pasos,
el doloroso retorno a la sonrisa,
me invento en la cumbre adivinada
entre árboles retorcidos.

Sé que algún día
se alzarán de nuevo
las yemas recién nacidas
de mi rojo corazón,
entonces, quizás,
oirás mi voz enceguecedora
como el canto de las sirenas;
te darás cuenta
de la soledad;
juntarás mi arcilla,
el lodo que te ofrecí,
entonces tal vez sabrás
como pesa el amor
endurecido.

Gioconda Belli